Aún no he dado al play y tampoco subo al cementerio.No la he escuchado porque realmente la muerte es tan sólo un cambio para los sentidos. Y tú vives en mí.
En mis oidos.Cuando tengo dudas y escucho tus consejos. Recuerdo cuando decías que mostrará siempre felicidad, aunque no fuera del todo cierto,que nunca perdiera la positiviad y la fuerza. Que la alegría a los ojos de los demás a ti te da tiempo a tomar espacio, a reorganizarte y a seguir.
Recuerdo cuando me mirabas de adolescente, vestida de negro hasta los pies y me preguntabas de verdad que te gusta esa música y ese novio. Inevitablemente sonrío.
En mis ojos. Te veo cuando marca el Madrid o el Sporting. Levantarte y gritar.Te veo sacando fuerzas de donde no las había. Y hago como si me gustara tanto como a ti. Grito gol, penalti o falta contigo. Al mirar tu carnet de socio honorífico del Sporting , sonrío porque ahora está en primera y a tí te gustaba el fútbol.
En mi olfato. Cuando huelo a patatas fritas. Las que hacías algunas noches y repartías diciendo a que las hago mejor que mamá. Cuando me cruzo por la calle con alguien que usa tu misma colonia. Al oler a hierba recién cortada, o en la humedad que tiene la montaña. Te veo de montañero cuando me hablabas de todas las cimas que lograste alcanzar,pienso en no perder nunca la esperanza y en luchar. Y sonrío porque eso lo aprendi de tí.
En el tacto. En mi piel cuando llueve y dejo que la lluvia me moje, recuerdo que a ti tampoco te gustaba usar paraguas. Cuando me bañabas de pequeña y estrujabas la esponja encima de mi cabeza sólo por verme resoplar.En como nos reíamos.
Cuando veo a los padres que abrazan a sus hijas por la calle, cuando los demás hablan en presente, cuando pueden hablar y no lo hacen. Cuando tengo dudas o miedos siempre encuentro algo en tú vida que me sirve para avanzar.
Incluso aprendí de tus errores.
A veces me da por pensar, en las noches en las que no volvías, en la soledad de mi madre, en que eras un niño grande, que no te cuidabas, que no te gustaba tú trabajo aunque eras el mejor, que te gastabas lo que no teníamos y que sonreías siempre fuera de casa y casi nunca dentro.
Y recuerdo el día que te despedimos en cuantas personas dejaste tu recuerdo. En que fue multitudinario y que siete años después aún me paran por la calle y me dicen tu eres la hija de Fernando, como quería yo a tu padre.De cuanto orgullo me llena pertencerte.
Como te llevaron a hombros como si hubieras ganado la batalla. Al final lo hiciste. Venciste porque vivir es permanecer en los que te rodean.
Lo lograste porque tengo tus ganas de vivir ,tú sonrisa y tu fuerza.
Al final todo lo malo quedó reducido a polvo sobre tu lápida, lo demás aquello que realmente importa, está bien vivo entre tus amigos, mis sentidos y tú gato.
Sin palabras, hermoso, conmovedor, sentimental....te hace pensar en lo que se tiene y no se aparecía, la vida los seres queridos.. en fin es totalmente hermoso.
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